1.
Lavar la espinaca y cocinar apenas en agua hirviendo con sal o al microondas. Tiene que quedar bien verde. Escurrir bien y picarla muy fina. Lo importante es lograr una taza de espinaca cocida y muy bien escurrida para que los malfattis no necesiten mucha harina.
Tip: Podés usar espinaca congelada.
2.
En un bol mezclar la espinaca, la ricota, el queso, el huevo y condimentar con sal. Añadirla harina e integrar la masa con las manos, sin amasar. Cuanta menos harina tenga un malfatti más rico y tierno va a ser, el tema es que dependemos mucho de cuán escurrida esté la espinaca y de cuánta agua tenga la ricota. Por eso es difícil definir una cantidad exacta de harina. Lo importante es que el malfatti no se desarme en la cocción. Todo esto es para explicar que una vez que le agregaste toda la harina, conviene armar un solo malfatti y hervirlo por 2 minutos. A esto le vamos a llamar “la prueba del malfatti”. Si se mantiene armado, ya está lista la preparación. Si se desarma completamente, tenés que agregar más harina a la masa.
3.
Una vez que hiciste “la prueba del malfatti” armá bolitas del tamaño de una nuez y acomodarlas sobre una bandeja enharinada.
4.
Cocinar los malfatti en abundante agua hirviendo con sal gruesa. Se cocinan por 2-3 minutos hasta que suben a la superficie.
5.
Para la crema: Volcar la crema fría con el ajo picado en una sartén y calentar hasta que rompa hervor. Condimentar con sal, ralladura y jugo de limón. Apagá el fuego y agregá los malfattis cocidos y calientes. Mezclar bien y servir.