1.
En una olla grande, herví agua en abundancia, para que los spaghetti no se peguen.
2.
Lavá los tomates. Cortalos en cuartos, sacales las semillas y cortalos en cubitos.
3.
Cuando el agua hierva, agregá una cucharada de sal y cociná los fideos hasta que estén al dente.
4.
Calentá una sartén, verté el aceite y colocá el ajo aplastado para aromatizar. Dejá cocinar por 30 segundos e incorporá los tomates. Salá y cociná por 5 minutos.
5.
Agregá el vino blanco (si no tenés, solo agua).
6.
Una vez que el tomate esté deshecho, volcá los fideos sobre la salsa. Agregá la albahaca, pimienta negra, más aceite y mezclá.
7.
Serví con queso rallado y una buena tostada de pan.